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REFLEXIONES

A la Ley y al testimonio 

por Pastor Noble D. Vater

Adaptado de un artículo publicado originalmente

en la revista Heraldo de Gracia, 1981, #4.

 

 

¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido (Isaías 8:20).

El problema de profetas falsos es uno que ha existido desde el día en que la serpiente mintió a Eva; y existirá hasta que Cristo venga para destruir al inicuo que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2a a los Tesalonicenses 2:4).

Es importante observar (así como una concordancia verificará) que, en los escritos de Pablo, la frase el templo de Dios siempre se refiere a la iglesia.

En los días de Isaías existían aquellos que consultaban a adivinos y encantadores. Frente a estos, el Señor señaló que hay una sola fuente de información tocante a la fe y al modo de actuar de Su pueblo; y esa es Su santa Palabra, llamada en Isaías 8:20 la Ley (expresando Su voluntado que debemos hacer) y el Testimonio (expresando Su voluntad que debemos creer).

Si los profetas falsos fueran siempre adivinos, encantadores, o siervos de otros dioses, el problema no sería tan peligroso. Sin embargo, muchas veces los profetas falsos se encuentran entre el pueblo del Señor. En el Antiguo Pacto hacían su obra en el nombre del Señor (YHWH or Jehová); ahora lo hacen en el nombre del Señor Jesucristo.

De esto el Señor ha dado aviso claro en Su Palabra.

Muchos me dirán en aquel día,Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre,y en tu nombre echamos fuera demonios,y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé, Nunca os conocí: apartaos de mí, hacedores de maldad.

Matthew 7:22-23

Pablo advirtió a los ancianos de Éfeso,

De vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

Hechos 20:30

Asimismo, después de describir su ministerio y lo que es la verdadera profecía (2a de Pedro 1:1-2, 13-21), Pedro dijo en el capítulo 2, versículo 1, …hubo también falsos profetas entre el pueblo (eso es, Israel), como habrá entre vosotros falsos maestros….

Es importante notar que Pedro hizo un cambio, del término falsos profetas entre el pueblo del antiguo pacto, al término falsos maestros entre el pueblo del nuevo pacto. Los profetas no caracterizan la época del nuevo pacto.

En las listas nuevotestamentarias, cuando aparecen los términos profetas y maestros, hay un orden que se sigue estrictamente: primero apóstoles; luego profetas; luego maestros. Esto lo vemos en 1a a los Corintios 12:28-29; Efesios 2:20 y 3:5; y Apocalipsis 18:20.

Efesios 4:11 sigue el mismo orden-primero apóstoles, luego profetas, después maestros. Aunque este pasaje añade el término evangelistas antes de los términos pastores y maestros, los términos apóstoles y profetas permanecen en el primer lugar y en el segundo lugar.

Juntos con los apóstoles, los profetas tienen un lugar único, singular, en la iglesia. Esto se nota por la conexión que vemos entre ellos en Efesios 3:5 (…como ahora es revelado a Sus santos apóstoles y profetas…) y Apocalipsis 18:20 (…apóstoles y profetas…).

El lugar de los apóstoles y profetas no se encuentra en la superestructura—el edificio o templo que se erige sobre el fundamento—sino en el fundamento mismo, como vemos en Efesios 2:19-21.

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobe el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en Quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor…

La persona que afirma que todavía hay profetas, tendría igual razón si aseverara (como hacen los católicos romanos) que hay apóstoles también, o una sucesión apostólica.

Sin embargo, el fundamento de la iglesia de Cristo se ha completado. Afirmar que todavía hay profetas (como si el fundamento todavía siguiera construyéndose) es destruir el orden divino (apóstoles, profetas, maestros), y ponerse en desafío de la Palabra de Dios.

Isaías 8:20 nos dice que la Palabra de Dios es suficiente para todo lo que se hace (la Ley) y se cree (el Testimonio). Al mismo tiempo, nos da una norma para juzgar cualquier reclamación o enseñanza propuesta por una persona cualquiera: Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.

Esta enseñanza de la suficiencia de la Palabra divina aparece en muchas partes de la Biblia, pero especialmente en el Nuevo Testamento. De hecho, en el contexto inmediato de la declaración de Isaías sobre la Ley y el Testimonio (Isaías 8:20) encontramos (en Isaías 8:18) una declaración que Hebreos 2:9-13 atribuye a Jesús, el Mesías.

En Juan 15:15 leemos que el Señor Jesucristo dijo a Sus apóstoles, Todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Jesucristo mismo es la Verdad (Juan 14:6); y todos los tesoros de la sabiduría, y toda la plenitud de Dios, moran en Él (Colosenses 1:19; 2:3,9).

El Señor Jesucristo prometió a los apóstoles, El Consolador, el Espíritu Santo, …os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. …cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad (Juan 14:26; 16:13).

Por eso Pablo pudo decir, …nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros…; y …no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. (Hechos 20:27,20).

Judas (versículo 3) exhortó a sus lectores que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.

Pablo exhortó los Efesios, Vestíos de toda la armadura de Dios, incluso la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (Efesios 6:11,17). Sería imposible ponerse toda la armadura, si faltara todavía revelación divina (siglos después).

De importancia especial es Segunda a Timoteo 3:16-17. Toda la Escritura es respirada por Dios, y provechosa para enseñanza, para reprensión, para corrección, para entrenamiento en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea proficiente, completamente equipado para toda buena obra.

Por eso, tenemos que rechazar la reclamación de cualquiera que dice tener un mensaje de Dios tocante a la fe, y a la conducta basada en ella, que no procede de las Escrituras. Tenemos que colocarnos con los santos del pasado, con los reformadores, y con los que han luchado, gritando, ¡Sola Scriptura!

Frente a esta amenaza, tenemos que confesar nuevamente lo que confesaban antes las iglesias bautistas y reformadas.

Todo el consejo de Dios respecto a todas las cosas necesarias para Su propia gloria, como también [para] la salvación, la fe, y la vida del hombre,se encuentra en la Santa Escritura,siendo explícitamente escrito, o necesariamente incluido, en la misma.

(Traducción de un excerpto del Punto 6 del Capítulo 1, 1689 Confesión Bautista de Fe en inglés)

…aquellas maneras previas en que Dios reveló Su voluntad a Su pueblo habiendo cesado, esto hace que las Santas Escrituras sean sumamente necesarias para el hombre.

(Traducción de un excerpto del Punto 1 del Capítulo 1, 1689 Confesión Bautista de Fe en inglés)

Es casi inútil examinar las prácticas y los mensajes de los que supuestamente vienen con mensajes de lo alto: si una persona no cree en lo que el Señor dice tocante a la suficiencia de Su Palabra, tampoco creerá en otras cosas que la Biblia enseña. Si tuerce una parte de la Biblia, torcerá otra parte. El que se equivoca en la doctrina de las Escrituras se equivocará en muchas otras cosas de la fe y la práctica.

Pedro dijo que la profecía de Joel fue cumplida en el día de Pentecostés, así como leemos en Hechos 2:1,14,16-17 (citando Joel 2:28).

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.

…Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló, diciendo,“…esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán…”

Sin embargo, las personas que dicen que continúa la revelación profética no creen que la profecía de Joel fue cumplida en el día de Pentecostés. Más bien, ellos esperan que nosotros creamos que lo que caractizó la venida del Espíritu todavía caracteriza Su obra continua; pero las Escrituras enseñan lo contrario.

En muchos casos ha habido una esclavitud de la conciencia humana por medio de llamadas revelaciones y mensajes de Dios, que no salen de la Biblia, sino del espíritu humano. Los débiles e indoctos, personas sinceras a las que les falta conocimiento, han vivido oprimidos.

Entre tanto, los que no quieren hacer la voluntad de Dios conforme a las Escrituras hallan refugio en la creencia que hay revelaciones extra-bíblicas; y las esperan, en vez de seguir lo que está escrito.

Reconocemos también que hay personas que, con razón, rechazan los llamados profetas y sus mensajes; pero, sin razón, no quieren someterse a la Ley y al Testimonio de Dios, sino a sus propias ideas y preferencias, o a las ideas de otros, que apoyan los deseos y sentimientos de su propia carne.

Jesús enseñó a Sus discípulos (Juan 14:23), El que Me ama, Mi palabra guardará; y Él oró al Padre por Su pueblo (Juan 17:17), Santifícalos en Tu verdad; Tu Palabra es verdad. Él declaró, respecto a Sus verdaderos discípulos (Juan 8:32) …conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

¡Oh, que todos pudieran ver la libertad que viene por medio de creer y obedecer la verdad que Dios ha dado en las Escrituras—la Ley y el Testimonio!

—Adaptado de un artículo por Noble D. Vater, publicado originalmente en la revista Heraldo de Gracia, 1981, #4.

 

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